Recordando al poeta de la Llanura......

Se crea este Blog, con el trabajo conjunto de los hijos y familiares del Poeta de Camaguán, quien dedicó su vida, aún fuera de su terruño, al estudio e investigación de su historia, tierra y costumbres, en una constante lucha para mantener vivas sus raíces y tradiciones. Germán Fleitas Beroes, plasmó en sus libros y escritos, su voluntad y esperanza de que su obra no quedara en el olvido, pues había mucho de Venezuela en ella. Amó su país y amó el rincón de suelo en el que nació y se esforzó en sembrar la identidad nacional a través de su pluma. Por eso, hoy sus hijos y familiares, juntamos nuestros recuerdos para crear esta página en honor a un venezolano auténtico.

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viernes, 26 de agosto de 2016

LA ENGAÑOSA FUNDACIÓN DEL NEGRO FABIÁN DE URIBE. (Camaguan 5)


LA ENGAÑOSA FUNDACIÓN DEL NEGRO FABIÁN DE URIBE.

 

En la segunda mitad del siglo XVIII la zona aledaña a Camaguán  contaba con numerosos hatos pertenecientes a grandes terratenientes caraqueños; hacia 1.758 el hato El Alcornocal pertenecía a don Pedro Vicente Blanco de Uribe (nombrado Vicente Blanco a secas) hijo de don Antonio Alejandro Blanco y Ochoa y de Isabel Antonia de Uribe y Gaviola, emparentado aquel con el antiguo propietario don  Alejandro Pio Blanco, dueño de Guatarama. El Alcornocal, nombre perdido hoy, se hallaba al sureste de la actual  población de Camaguán y hato este que tuvo  mucha influencia en el poblamiento del área. En este mismo  año 1.758 contaba la posesión con 29 esclavos y 30 libertos, lo que nos va diciendo de su importancia ,al año siguiente ya le  pertenecía a su primo  el  padre Antonio Alejandro Blanco Blanco de Uribe, como se ve, entroncado por los apellido por los apellidos Blanco que llevaba, costumbre muy de su tiempo; este sacerdote era hijo de don Pedro Vásquez de Rojas y doña Isabel Antonia  Blanco de Uribe; pertenecían a la misma estirpe de doña María de la Concepción  Palacios y Blanco, la madre del  Libertador Simón Bolívar. Ya en este año 1.759 la posesión  tenía 69 esclavos. Otros hatos y pequeñas posesiones pertenecían a Juan José Carrizales; el de la viuda Casilda Borges, quien fue casada con uno de los Araña de Calabozo; así en el hato convivían con ella sus hijos Lucrecia, Pedro, Juan Francisco, María Candelaria , Ana Marta, Juana Casilda, María Juliana, y José Lorenzo Arana Borges, ; en Corralito dominaba don Juan Antonio Torralva( o Torrealba) fundador de la estirpe en el área de Camaguán y quien era casado con doña Antonia Martínez; el hato Las Animas, perteneciente  a don José Antonio de Beroes (también Veroes)  y sus herederos ;Esta posesión se encontraba al sureste y la llaman los documentos LAS ANIMAS DE BEROES; el hato de Bermúdez, llevaba ese nombre por uno de sus ´propietarios, don Fernando Bermúdez de Luna, casado con doña Juana Polinia Gamarra, natural de Parapara; residían habitualmente en Calabozo donde mantenían en su hogar 7 esclavos y 7 Libertos.

Con esa profusión de hatos grandes y pequeños, una notable producción de  ganado, queso y corambre, aumentaron los habitantes pese a la incomodidad de las inundaciones periódicas por el desbordamiento de La Portuguesa  y otros caños y ríos, la plaga, las fieras, etc. en aquellos parajes. Esto hizo pensar en la necesidad del establecimiento de poblaciones de indígenas. El pueblo más cercano era la misión de Calabozo, muy al norte, mientras que a orillas de La Portuguesa, del Apure, el caño Caracol, y San Andrés, deambulaban comunidades indígenas de las variadas etnias a las cuales debía reducirse a centros poblados, como eran las órdenes del rey a los misioneros. Ya Camaguán había fracasado dos  veces y se hacía imprescindible en aquellas soledades establecer una nueva misión desde donde se emprendiera, Portuguesa abajo, el sometimiento y evangelización de las comunidades de la otra banda del Apure y demás ríos :Cinaruco, Cunaviche, Capanaparo, Meta.

Entre quienes deambulaban por esos territorios se hallaba un negro liberto que perteneció a los Blanco  Uribe y por ende llevaba el apellido; Un día se le ocurrió fundar un pueblo en el sitio de Camaguán, para lo cual hablo con un grupo de negros libertos, zambos y mulatos y cierta cantidad de indígenas de los que merodeaban  en los alrededores y hacia la zona del rio Guariquito. Se presentó en Caracas ante el Gobernador don José Solano y Bote, hombre progresista quien acogió con beneplácito la idea del negro Fabián de establecer el poblado. Ocurrió también ante el Previsor y Vicario General del Obispado encargado de la iglesia venezolana quien también, de buena gana acepto la proposición y como dice el prefecto de los capuchinos”…diose entero crédito al negro Fabián con no poca admiración de los juiciosos y sonrojo nuestro, nombrándole por título  en forma Capitán Conquistador y  Poblador de dichas gentes; y creo que suministrándole también algunas cantidades de dinero…..”

El negro Fabián exigió a las autoridades civiles y eclesiásticas que no se nombrara un misionero sino un cura secular y el Gobernador, de acuerdo con el administrador diocesano designo al presbítero Juan Antonio de Urbina para  cumplir el cometido de párroco del nuevo poblado el 23 de enero de 1.768, con el título de “….cura de la nueva fundación de Camaguán con el título de Nuestra Señora de la Merced y facultándose en cuanto pudo facultarse…” El padre Urbina se puso en camino para cumplir el cometido y el 20 de febrero 1.768 ya estaba en la quesera del hato El arcornocal, a media legua del sitio de Camaguán, donde se detuvo a descansar el camino fue duro, en pleno verano, cuando el sol afectaba más aquel cuerpo ensotanado, no acostumbrado a tan altas temperaturas. En la noche se presentó ante el Juan Ventura, capitán de los indígenas que había congregado en el naciente pueblo, formado por el negro Fabián cuyo jefe con un asta en la mano”. A manera de espontón...”, es decir, de lanza, traía una hilera de 13 indios,…” con sus carcaces de flechas y sus arcos armados y apuntando  hacia donde estaba yo con los que había venido en mi compañía, pero luego que reconocieron que estaba yo allí y que íbamos de paz apearon los   arcos y a ejemplo del capitán besaron todos la mano y me saludaron los ladinos y los demás se reían; yo los recibí con agrado y les regale con un pedazo de tabaco que apreciaron mucho y  como vieron al Capitán hicieron todos su ceremonia de agradecimiento poniéndolo en la boca, trayéndolo al pecho e inclinando la cabeza; y dándoles un tambor se despidieron haciendo su cortesía con muestras de júbilo…” El padre Urbina con los claros del día siguió rumbo a Camaguán sin columbrar lo que ocurriría después.

Los indígenas lo recibieron con alegría, desplegados en dos alas paso el sacerdote por el medio  con sus arcos al hombro. Lo acompañaron hasta el pueblo “…en donde me tenían compuesta una casilla con dos cuartos y un corredor, dos tinajas de agua y una barbacoa con tablas con su tarima de tierra para poner el altar…” Todos vinieron prontamente y le solicitaron la bendición, oficio misa y en un sermón les señalo  los mandamientos de la iglesia, sobre la vida cristiana y les informo que el pueblo se fundaba por solicitud de ellos mismos y por eso estaba allí “.… y entregándole un bastón a Juan Ventura que es el capitán, le encomendé el gobierno del pueblo, saca de los indios y celo de la honra de Dios ,dándolo a reconocer para capitán y ayudando a mis dependientes al acomodo de mis trastes, me regalo unas velas y me dio de comer dos días…” El propio padre Urbina levanto una matrícula o censo de los indígenas que encontró en ese pueblo establecido de Nuestra Señora de las Mercedes de Camaguán; eran un total de 50 de diferentes parcialidades: Guires, Guamos,  y Atapaimas que habían venido de Camatagua, de reciente fundación; Cabruta; y de Barinas y a los cuales se unían varios negros y zambos.

Urbina continua en su carta al Obispado de Caracas”…al siguiente (día)  que fue el veinte y dos, a la una de la tarde salió (Juan) Ventura en una canoa con dos indios, dos indias, y una samba a la (roto)de un tal Capitán nombrado Tomas , que había enviado aviso para que fueran por él y su gente y siguieron su derrota a la boca de Guariapo y rio de Apure y hoy hace nueve días que no han venido; no sé en que parara pero quedo con el cuidado de dar noticia a V.S.I. de la resulta de este viaje y de lo demás que ocurra. Lo que sobremanera  me molesta es haber hallado aquí nueve esclavos cimarrones y entre ellos dos muy malvados y dos amancebados sin poder deliberar cosa alguna por la presencia del Capitán y porque los indios  y porque los indios no se alboroten si los expresados tuviesen algún atrevimiento; ellos la dan el nombre a este sitio  del Amparo Real y dicen que ha venido a buscar la vida al abrigo de su taita Fabián: vea S.S. Ilustrísima entre que canalla estoy metido, sin tener puerta en la casa, más que un cuero con que se tapa  de noche el boquerón que ha de servir o sirve de entrada; La Libertad que tienen aun cuando hablan, da bien a entender lo desalmado que viven. El Hermenegildo, de don Domingo Monasterios, que es uno de los peones y de los que están amancebados me dijo que había siete años que no se confesaba y que por descargar la conciencia había ido el año pasado y que le había dicho mil embustes al padre, pero el más famoso es un tal cachicamo  a quien casi todos le temen; es de don Domingo de Tovar; su nombre es Juan; este no se ha presentado ni yo lo he visto, vive en el pueblo, pero es voz común que no está amancebado…”

Es tajante el padre Urbina cuando refiere a la superioridad que “…esto es una Ginebra…”, que el pueblo puede ser “razonable” como lo demuestra el mapa que le incluía “…pero la subsistencia de los indios nada me atrevo a  afirmar, porque ellos son naturalmente inconstantes y voluntariosos; pero  Dios puede usar de su misericordia y dando su ayuda espero se conseguirá  el fin por la intercesión de la virgen María de la MERCED, bajo cuyo patrocinio tengo puestos los indios, fundación del pueblo y buenos progresos que me prometo, fundación del pueblo y buenos progresos que me prometo tener en todo y ayudado de S.S.I. de cuya generosidad confió aprobara la elección de tan digna patona y no se olvidara de este su menor súbdito….”

El Juan Ventura, jefe de los indígenas de Camaguán era de la etnia mapoyo, bautizado cristiano en la misión de Cojedes, viudo de la india Ignacia, nativa de Cabria, fallecida en Cabruta; había vuelto a casar con la india Juana María, india Guama y tenía un hijo, José Ignacio. Era el verdadero cacique fundador de N.S. de las Mercedes de Camaguán, nombre y advocación antiguos.

Un día, el padre Urbina  es testigos de ciertos movimientos que le parecen extraños y no deja de informarlos al encargado del obispado. Quizás haya sido el mismo día o poco después del informe citado anteriormente, porque la carta no tiene fecha, pero todo nos hace presumir que no sea muy lejana de la otra y hasta coetánea, a manera de post-scriptum: “…Hoy día de la fecha a las a las siete de la noche han llegado las canoas para los que fueron a buscar; huyeron de unos hombres que vinieron de Cabruta a cortar y aserrar madera junto a donde ellos estaban y encontraron solos los ranchos. Fabián me dijo que un negro de  don Sebastián Sánchez  le dio la noticia de que  se habían retirado a  la culata de las tierras del Alcornocal para el sitio que llaman Guatarama, no sé qué verdad sea; pero dice que va mañana o pasado mañana por tierra a ver si es cierto…”Era muy nervioso el padre Urbina. Recelaba de todos además que no gustaba del lugar, del calor, y la plaga. Todo tubo su final. En abril siguiente salió despavorido  el sacerdote cansado de los atropellos del negro Fabián; lo acompañaban 31 indígenas que dejo a pocas leguas de Camaguán; eran guahibos. El siguió a Caracas a consignar la denuncia ante sus superiores y contra Fabián quien fue detenido y sumariado en Caracas donde pago cárcel. No sabemos del contenido del expediente. Dice  un informe ya citado “,,,,el negro Fabián bien asegurado en la cárcel de Caracas, por resultas de la sumaria, que se le formo ;y cuyo cumulo de delitos constante en ella a publica voz y fama, no pudieron haberse ignorado, si hubieran precedido los debidos informes y exámenes, que en materia de tanta consideración se dieron a conocer, por tan de bulto….”

Nuevamente se disolvió el pueblo al faltar el guía espiritual. Los indígenas que trajo el sacerdote fueron llevados a Guardatinajas, que estaba en proceso de fundación también. Las comisiones que se enviaron tras ellos solo alcanzaron a aprender 26.

Pero se había notado la importancia de la estructuración de Camaguán desde el punto de vista del avance misional y colonizador sobre el Apure. No podía cejarse en la fundación y ya el 24 de septiembre 1.768 el Prefecto de las misiones, de común acuerdo con el Gobernador de Venezuela don José Solano y Bote, designo a un nuevo misionero para fundar por cuarta vez a Camaguán.

 

 

 

La Humildad y Paciencia de Camaguán.

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