Recordando al poeta de la Llanura......

Se crea este Blog, con el trabajo conjunto de los hijos y familiares del Poeta de Camaguán, quien dedicó su vida, aún fuera de su terruño, al estudio e investigación de su historia, tierra y costumbres, en una constante lucha para mantener vivas sus raíces y tradiciones. Germán Fleitas Beroes, plasmó en sus libros y escritos, su voluntad y esperanza de que su obra no quedara en el olvido, pues había mucho de Venezuela en ella. Amó su país y amó el rincón de suelo en el que nació y se esforzó en sembrar la identidad nacional a través de su pluma. Por eso, hoy sus hijos y familiares, juntamos nuestros recuerdos para crear esta página en honor a un venezolano auténtico.

Damos disculpas a nuestros lectores pues nuevamente está presentando fallas el reproductor LISTENGO, lo cual impide escuchar los audios subidos en dicho programa. Trataremos de solventar a la brevedad dicho inconveniente.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Florentino Lovera, el origen de Florentino y el Diablo

Creemos que se puede decir que sin lugar a dudas, Florentino y el Diablo, o Florentino el que cantó con el Diablo, constituye nuestra leyenda mas importante y ha sido objeto de análisis y estudios por un sin fin de venezolanos. Nuestro gran poeta Alberto Arvelo Torrealba, convirtió la historia en el mas sonado y famoso de sus poemas. Nuestro gran escritor Rómulo Gallegos, en su obra Cantaclaro (escrita prácticamente en simultáneo con la primera versión del poeta Arvelo), recrea la misma leyenda aunque con final distinto. El poeta Fleitas Beroes, también la plasmó en su poema La Majá del Diablo. Pero la historia no es producto de la creación de esos grandes venezolanos, ellos pusieron su arte para difundir la leyenda que andaba de boca en boca por todo el llano venezolano. De hecho, tanto en Florentino y El Diablo, como en Cantaclaro, se citan expresiones, lugares o coplas entre comillas, dejando ver que no son de la autoría del escritor.

Muchos análisis se han efectuado a ambas obras y muchas incógnitas han surgido de los mismos, como por ejemplo el lugar dónde se dio el contrapunteo. Particularmente, siempre he querido conocer el origen de la historia y hasta dónde fue producto de la imaginación popular. En los valiosísimos manuscritos que le dejó "Ño Aguedo" al poeta Fleitas Beroes, hay algo de esta sorprendente historia, y transmite lo que se hablaba en el llano antiguo sobre la misma. ¿Verdad?, ¿Fantasía?. Les invitamos a leer este texto y sacar sus propias conclusiones:

Cuenta Ño Aguedo:
"En La Unión de Barinas llamaban a Clara Blanco de Zárate “Ña Clara Blanco”, tenía 93 años y atendía a muchos quehaceres domésticos porque eso es el llanero, allí no es raro encontrar a un viejo o una vieja cumpliendo sus deberes como en los buenos tiempos.

Ella con sus 93 y yo como mis 10 años, y como éramos de Camaguán, las dos mentes iguales en pensar y apreciar las narraciones históricas y las anécdotas de la gente del pueblo; pasábamos largos ratos, ella narrando las historias del pasado y yo preguntando y oyendo.

Mi padre era dueño de una “pesa”-hoy se dice carnicería- Félix Zárate era el matarife de mi padre y de allí el resultado de mi estrecha amistad y confianza con la alegre y chistosa anciana. En su infancia conoció a Florentino Lovera-decía ella- era un indio alto, alegre y dicharachero, tocado siempre de un sombrero “pelo e guama”, color araguato, blusa blanca, pantalón oscuro, alpargatas finas y un pañuelo de seda blanco, ajustado al cuello de la blusa por una aro de oro reluciente, portaba siempre un pardillo amarillo y en su parte superior, es decir, en el puño, artísticamente encabuyado. Fue para aquella época, el mejor poeta relancino de los llanos del Guárico y Apure, no necesitaba pensar para arreglar un cuarteto referente a lo que veía.

Florentino apreciaba y quería a la muchachita Clarita Blanco que a las cinco de la mañana, encaramada sobre una silla, alcanzaba el fogón y colaba el aromado café llanero. Florentino se presentaba a esa hora y versificando le decía:

Buenos días Clarita Blanco
Dame un traguito e ‘café
No pude dormir anoche
Y ya me mata la sed

Clarita le traía el café y como ella “acotejaba” versos, le contestaba

Aquí tienes el café
Mi querido Florentino
Pa´que te quite la sed
Y te haga más relancino

Cuando la viejita narraba ciertos pasajes de su vida, muchas veces mi mente de niño no entendía por qué sus mejillas se llenaban de lágrimas al recordar el pasado alegre y triste a la vez para ella.

Me contaba que una noche por Pascua Florida se presentó en la enramada forrada de bajeros donde su hijo Antonio Zárate (Recordemos que Ña Clara fue la esposa de Juan rafael Zárate, el guitarrero de Quirpa) celebraba sus bailes populares, un hombrecito de rara apariencia; momentos antes, Florentino baladroneando, había dicho que se atrevía a cantar hasta con el Diablo. El hombrecito tomó las maracas y pidió al arpista que registrara un “Seis Numerao”, entonó su cantar y desafió al mejor cantador y en el acto, Florentino le contestó. Durante su contrapunteo, éste le dijo: “El alma se la doy al Diablo, si usted me derrota a mí”.

Empezaron hacia las 11 de la “prima” noche y eran las 3 de la mañana y Florentino jadeaba, el arpista no resistía y varios habían sucedido al guitarrero. Cuenta la tradición que en terrenos lejanos y apartados, pertenecientes a las inmensas sabanas del Hato de La Rubiera, existieron dos grandes bosques de alcornoque, uno en la parte alta y otro en la parte de bajíos, o del Río, allí el primer dueño hizo construir dos grandes majadas en sendos sitios misteriosos, donde atrapaba grandes cantidades de ganado ajeno e innumerables orejanos; un hombre que jamás dijo su nombre y procedencia los construyó y al terminarlos en la noche desapareció sin arreglar cuentas, ni percibir la grande suma que el dueño le adeudaba, ni pasar las dos enormes trancas de las puertas de las grandes majadas construidas. Una llevaba por nombre “El Alcornocal de Abajo” y la otra “Alcornocal de arriba o del río”. Florentino las conocía. Hacia las cuatro de la madrugada, cuando Florentino dio muestras de cansancio y agotamiento, el hombrecito cantó:

Zamuro de la Barrosa
Del Alcornocal del Río
Albricias pido señores
Que ya Florentino es mío

Al oír esto, Florentino comprendió que estaba luchando con un ser sobrenatural que era imposible vencer... Florentino era religioso, sabía de memoria aquella salutación de Isabel, la madre de San Juan Bautista, cuando la Santa Virgen fue a visitarla y la contestación de María, que el pueblo católico ha titulado “La Magnífica”. Florentino la cantó en verso de su propio numen y remató con este cuarteto:

Zamuro de la Barrosa
Del Alcornocal de Abajo
Magnifica y en grandeza
Por si acaso fuere el Diablo.

Florentino cayó al suelo extenuado y casi con el conocimiento extraviado. Se lo llevaron cargado y estuvo muchos días convaleciente. La viejita me decía que estaba “asombrao”. A pesar que era muy niña, recordaba todo y al narrar este episodio se santiguaba y juraba que aquel hombre era un espíritu malo, por la razón que al terminar Florentino la narración de “La Magnífica” en su propia versificación, el hombre soltó las maracas y se fue caminando lentamente perdiéndose entre las brumas del amanecer y nunca más volvió.

Esto creó un gran revuelo entre los numerosos vecinos y se creó la conseja hasta hoy, de: “Florentino cantó con El Diablo”

Ño Aguedo finaliza este interesante relato, con una insólita nota del autor :
“NOTA: Querido Germán, los ascendientes de Florentino, tú los conoces.”

jueves, 1 de septiembre de 2011

El Guitarrero de Quirpa

El Poeta Fleitas Beroes, fue un estudioso incansable de la cultura llanera. Desde niño, gustaba de escuchar las historias de los viejos de pueblo, las cuales se fueron grabando en su memoria y despertaron el ansia de la búsqueda histórica del llano venezolano.
No estuvo solo en esa pasión, muchos compatriotas y familiares lo acompañaron en su búsqueda. Por eso, podemos ofrecerles hoy, unos maravillosos manuscritos amarillos por el tiempo, donde uno de sus compañeros de recuerdos, le narró historias del llano antiguo, escuchadas  cuando era niño, de labios de una anciana de 93 años. La intención de colocarlas en este Blog en  honor al poeta Fleitas Beroes, es difundir sus investigaciones, de altísimo valor en la conservación de la cultura llanera.
Los manuscritos que iremos publicando poco a poco, fueron dedicados al Poeta Fleitas Beroes por su amigo Don Julio García Díaz, conocido en aquellos tiempos como "Ño Aguedo" del Semanario Fantoches. He aquí la primera historia, que hemos titulado: El Guitarrero de Quirpa.

Cuenta Ño Aguedo:
"Cuando yo contaba 10 años de edad, conocí en la Unión de Barinas a "Ña Clara Blanco", viejecita de 93 años de edad; nació, creció y vivió la mayor parte de su vida en el Barrio "La Lagunita" de Camaguán; allí casó con Juan Rafael Zárate, famoso cuatrista y tocador de cuatro del célebre arpista José Antonio Quirpa.
Aquella trágica noche que cayó a traición, abatido a machetazos, el sin par mago del arpa, Juan Rafael Zárate, herido de un terrible machetazo en una pierna, fue recogido por unas piadosas vecinas y después de varios días, ya convaleciente, envolvió su cuatro en un gran pañuelo de madrás y se fué a su casa en Camaguán. 

Nunca mas volvió a pulsar ese cuatro en los bailes públicos ni a acompañar otro arpista; únicamente lo pulsaba en sus horas de recuerdos (no se entiende bien esta palabra) añorando con lágrimas en los ojos los días felices que acompañaba al gran arpista en su creación de 14 arpegios y que solo José Cupertino Ríos Viña alcanzó a ejecutar 12 arpegios; nunca otro arpista llegó mas alto en la ejecución de un "Quirpa". 

Yo conocí la casa de Juan Rafael Zárate, vivía en ella Antonio Zárate, su hijo mayor, una larga y ancha casa techada con hojas de palma, las paredes eran trozos de palmas montadas unas sobre otras, dejando un espacio como de 30 cm; el sol y el aire entraban libremente en aquellas estancias, como en toda vivienda de los campesinos llaneros; Antonio tocaba el cuatro y cantaba como su padre; también Félix, el hijo menor; éste se fué a vivir a La Unión de Barinas y se llevó consigo a su madre, ya viejecita. Félix, ademas de ser un buen cuatrista y versificador "relancino" , ejercía la profesión de matarife.

Un día en una parranda que celebraban en un vecindario cercano a La Unión, se presentó montado en un macho negro, tocado con un sombrero de pelo e´guama muy fino, pañuelo blanco de seda ajustado al cuello de la camisa blanca de crea fina, con un aro de oro, pantalón de casimir gris y calzando botas altas de montar, Don Ramón Torrealba Wilches, riquisimo ganadero y para mi concepto, el último centauro que quedaba en los llanos del Guárico, abuelo de Juan Vicente Torrealba. estoy seguro que si Don Ramón hubiese existido en los días que Juan Vicente empezó a tocar arpa, hubiera exclamado con su voz de trueno: "-Buena vaina nos echó el muchacho, se metió a arpero en Caracas!".

Cuando Félix vió a Ramón en su macho negro, le cantó así:
Señor Don Ramón Torrealba
que bien le queda el sombrero
y en ese macho negro
parece Negro Primero

Don Ramón sacó un bolsillo tejido de hilo de seda rojo, rodó hacia un lado uno de los aros de oro que lo cerraban y sacó una libra esterlina que dejó caer dentro del cuatro del hijo de Juan Rafael Zárate.

El intercambio comercial de los llanos se hacía por los ríos Orinoco, Apure, Portuguesa y Guanare con Inglaterra por la vía de Trinidad, abundaba profusamente esa moneda de oro inglesa con San Jorge luchando con el Dragón y la Reina Victoria radiante de hermosura; con ella pagó la alabanza el rico llanero al cantor popular".