1.690. LA PRIMERA FUNDACIÓN DE SAN BUENAVENTURA DE CAMAGUAN.
En el sitio
que los indígenas nombraban Camaguán, un médano alto a salvo de las crecientes
del rio La Portuguesa iba a fundarse por primera vez este pueblo de misión. Se cumplía así una
Real Cedula del año 1.689, fechada en Madrid el 22 de Septiembre; ordenaba al
prefecto de las misiones en caracas que solicite”……….la reducción de los
indios, así gentiles como apostatas, por medio únicamente de los religiosos de las misiones, con la
blandura y suavidad que conviene, para que sea la palabra evangélica la que los
sujete y recobre……” En esos lugares, según una relación de 1.745 –incluyendo la
banda de Apure- moraban indígenas de las etnias siguientes: Guamos, Atatures,
Cucuaros, Guajibos, Chiricoas, Guaranaos, Otomacos, Amaibos, Yaruros, Chiripas,
Atapaimas, Dazaros, Cherrechenes, Taparitas, Guaiguas, Guites, Gayones,
Achaguas, Guaiquires (Guaiqueries), Mapoyes, Tamanacos y Araucaimas, una
variedad, muchos de los cuales son de origen Caribe, con lenguas idénticas y
otros de distinta naturaleza.
En el año
1.690 entro primeramente en el área fray Idefonso de Zaragoza, con dos o tres
indígenas que lo ayudaban y servían de intérpretes, exponiéndose todos por
lugares desconocidos. Trescientas leguas desde lo que es hoy el estado Cojedes
navegarían por los ríos llaneros hasta llegar” al brazo de apure que se junta
con el Guárico” (¿el Apurito?) donde halló gran cantidad de indígenas, a
quienes, sin embargo de su solicitud, no pudo reducir a centro poblado que le
ofrecieron para algunos meses más tarde, acostumbrados como estaban a vagar por llanos y ríos en busca de su
sustento que lo hallaban en cualquier parte. En el mismo año llego a través de
los ríos Tirgua, Cojedes y Portuguesa
fray Buenaventura de Vistabella,
embarcado con un grupo pequeño de indígenas, prácticos en sus andanzas y como
intérpretes, En el sitio de ´Camaguán hallaron gran cantidad de naturales,
quienes si convinieron a reducirse a centro poblado: estos indígenas ofrecieron
traer prontamente a sus familias, esto ocurría hacia abril o principios de
mayo de 1.690. A poco de juntarse la
nueva población a la que nombraron San Buenaventura de Camaguán, subieron las
aguas como de costumbre, pero la creciente
fue mayor que lo usual y amenazaron a la población reducida a la zona más
alta, por lo que montaron en cólera los indígenas, e intentaron matar al
sacerdote quien debió escapar en medio de todo género de penalidades, por
aquellas aguas desbordadas, el estero pletórico como nunca.
En el camino
encontró al padre Arcángel de Albaida
quien venía con mas indígenas y provisiones y a pesar de relatarle lo sucedido
lo convenció para en la creencia de que
los indígenas los respetarían, pero no
fue así, recrudeció la persecución y varias veces intentaron aniquilarlos; en
ese ínterin los dod sacerdotes, animados,
comenzaron a distribuir machetes, cuchillos, tabaco “…….Asegurándoles que con
nuestra asistencia estarían y vivirían seguros de que los blancos los
inquietasen y nada de esto basto para
sosegar aquellos ánimos de fieras…….”. En aquella zozobra estuvieron los dos
misioneros un mes y ocho días, y no pudiendo soportar más la presión,
solicitaron que se les trasladase a un lugar más seguro, llevándose consigo los
vasos sagrados y otros utensilios, pero siempre se impuso la intención de
sacrificarlos, porque los embarcaron en una canoa hecha una criba, rellenados
los huecos solo con barro; en la orilla los indígenas exigían a los que conducían
la embarcación que lanzaran a los religiosos al Portuguesa. Dice el padre Abadía…”Nos fuimos al rio solo con los
hábitos y breviarios porque no hubo tiempo para más…….”Comprendiendo que había
una conjuración para matarlos, ambos decidieron enfrentar la situación y hacer
desistir de su propósito a aquellos hombres con muchos ruegos y también con
amenazas, pero no cejaron en su determinación y a cada momento buscaban la
forma de arrojarlos al rio. Así anduvieron, caminando más que navegando por aquellos esteros, por la sabana, y los
médanos hacia el noroeste y dieron en el sitio de Paraima, en el actual estado
Cojedes, salvándose milagrosamente ambos religiosos, luego de 20 días de
trabajoso andar” dando gracias a Dios por el beneficio de habernos querido
sacar con vida”
Así lo
describe el padre Arcángel de Albaida a
su prefecto fray Pablo de Orihuela el 2 de agosto de 1.690. Es un extenso
memorial donde relata con lujo de detalles su odisea.
Después de
este suceso se perdió la fundación efectuada; los indígenas se dispersaron por
montes y ríos y continuaron la vida nómada que llevaban desde siempre. No
prospero esta vez San Buenaventura de Camaguán. Todo lo ejecutaban con
penurias, como lo expresa tajante el prefecto de las misiones fray Marcelino de
San Vicente al rey en 1.701, al explicarle que ya había 22 misiones fundadas en
los llanos de Caracas, como llamaban a los que demoran en los actuales estados
Aragua, Guárico, Cojedes, Portuguesa oriental : “..Los costos de hacer estos
pueblos ni un real le han costado a S.M. sino que los misioneros los han hecho ayudándoles
Dios y la mucha caridad y devoción de
los españoles de aquella provincia…”.
Pronto próximo capitulo
LA SEGUNDA FUNDACION EN 1.749.
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