La Virgen Vencedora
Miércoles, 12 febrero 2014
Por Editor Redacción - El Clarín
Fuente Germán Fleitas Nuñez | El General Ribas pertenecía a
un hogar profundamente cristiano. Dos de sus hermanos eran sacerdotes y dos de
sus hermanas, monjas. Él mismo a los diez años de edad había solicitado ingreso
a la Orden Tercera de San Francisco. Los rigores de la guerra no habían mellado
su fe.
Ya en una oportunidad durante la Campaña Admirable, luego de
la batalla de “Los Horcones”, se dirigió a Barquisimeto a colocar su espada a
los pies de Nuestra Señora de La Paz, en Acción de Gracias por el triunfo
obtenido. Según la tradición, durante la Batalla de La Victoria, a las cuatro
de la tarde, presintiendo la derrota, entró en la Iglesia, se postró frente a
la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción y le rogó que salvara la tropa. La
oración del valiente guerrero fue interrumpida por el grito de un soldado quien
desde el techo del templo le anunciaba que por el camino de San Mateo venia una
polvareda. Era el refuerzo que llegaba al mando de Vicente Campoelías, español
patriota, cuya sola presencia es clara prueba de que nuestra contienda magna no
fue entre venezolanos y españoles sino entre patriotas y realistas. Dos escuadrones de caballería a las órdenes
de Manuel Cedeño y los hermanos Juan y Francisco Padrón y 220 infantes comandados
por el Teniente Coronel José María Ortega y por el Capitán Antonio Ricaurte,
quien el mes siguiente entraría en la inmortalidad precedido por el estruendo
de mil cañones.
Cuando el Cabildo de Caracas acuerde rendirle honores a
Ribas dirá:
“La sangre de los ilustres caraqueños derramada en La
Victoria y la protección visible de María Santísima de la Concepción fueron los
que salvaron la Patria en aquel memorable día; (…) espero de la Municipalidad
marque este día para bendecir a la madre de Dios con el título de la
Concepción, jurándole una fiesta solemne anual en la Santa Iglesia
Metropolitana, a que deben asistir todas las corporaciones y exhortando a las
demás ciudades y Villas para que en gratitud ejecuten lo mismo”.
La voluntad del héroe ha sido respetada desde entonces.
Apenas a 18 días de la batalla se celebra el primer Te Deum en la Catedral de
Caracas. Asisten todos los miembros del gobierno presentes en la capital. El
secretario del Cabildo asienta un acta que dice: “Certifico que los ciudadanos
Municipales reunidos en la Sala Capitular a Cabildo Ordinario, asistieron en
compañía del Ciudadano Gobernador Político del Estado, Presidente Nato de este
cuerpo, a la fiesta botiva y solemne función de Te Deum que se celebró este día
en la Santa Yglesia Catedral en acción de gracias por el triunfo de las armas
de la rrepública en el pueblo de La Victoria contra nuestros enemigos…”
En un Cabildo extraordinario celebrado en Caracas el 22 de
marzo, los municipes, corregidores y personas notables entre quienes, los
rectores, en premio por los triunfos obtenidos por Ribas en la Sabana de
Ocumare, decidieron ceñirle un sable y
una banda tricolor a semejanza del pabellón nacional con un escudo de la Inmaculada Concepción
para que bajo su protección sostuviese la religión católica y la república.
La Virgen fue traída a la ciudad en el Siglo XVIII por una
Cofradía que el 8 de diciembre de 1736 fundaron Don Francisco José Rodríguez de
Freitas, Don Basilio de Thovar y Don Gonzalo Quintana, en cumplimiento de una
dotación que para ello mandó a erigir Doña Paula Loreto de Silva, la hija de
Francisco de Loreto.
A finales del siglo pasado fue prestada a la Parroquia de La
Candelaria, erigida por los canarios en la Otra Banda del río Calanche a
finales del siglo XVIII y desde entonces es venerada en esa iglesia.
Muchos intentos se hicieron para regresar la sagrada imagen
a su parroquia pero todos resultaron inútiles; desde entonces recibe la
veneración del pueblo de La Otra Banda y
es “prestada” a la Iglesia Matriz
para las solemnidades del 12 de febrero.
Esto ha hecho creer a muchos que fuera
la Iglesia de La Candelaria el escenario del ruego de Ribas, lo cual es
inexacto.
En 1954 con motivo del centenario del dogma de la Inmaculada
Concepción de la Virgen, el Arzobispo Coadjutor de Caracas, Monseñor Rafael
Arias Blanco dicta a su Secretario Feliciano González Ascanio una Carta
Pastoral en cuyo texto anota: “Tráigase
de La Victoria, a LA VIRGEN VENCEDORA…”
Es este recordado pastor quien le da su nombre guerrero.
En 1984 el Director de la Academia Militar de Venezuela,
General Carlos Julio Peñaloza Zambrano solicita permiso a Su Eminencia el
Cardenal José Alí Lebrún Moratinos Arzobispo de Caracas, para designar a
nuestra virgen Patrona de la Academia Militar de Venezuela. El 14 de febrero de
1986 en solemne ceremonia celebrada en el Patio de Honor de nuestra Alma Mater
Militar La Virgen Vencedora fue entronizada como madre de los futuros
oficiales, quienes pusieron vidas y espadas
bajo su protección como lo estuvieron ayer las de quienes defendieron La
Victoria.
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Miércoles, 12 febrero 2014
Por Editor Redacción - El Clarín
Fuente Germán Fleitas Nuñez | El General Ribas pertenecía a
un hogar profundamente cristiano. Dos de sus hermanos eran sacerdotes y dos de
sus hermanas, monjas. Él mismo a los diez años de edad había solicitado ingreso
a la Orden Tercera de San Francisco. Los rigores de la guerra no habían mellado
su fe.
Ya en una oportunidad durante la Campaña Admirable, luego de
la batalla de “Los Horcones”, se dirigió a Barquisimeto a colocar su espada a
los pies de Nuestra Señora de La Paz, en Acción de Gracias por el triunfo
obtenido. Según la tradición, durante la Batalla de La Victoria, a las cuatro
de la tarde, presintiendo la derrota, entró en la Iglesia, se postró frente a
la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción y le rogó que salvara la tropa. La
oración del valiente guerrero fue interrumpida por el grito de un soldado quien
desde el techo del templo le anunciaba que por el camino de San Mateo venia una
polvareda. Era el refuerzo que llegaba al mando de Vicente Campoelías, español
patriota, cuya sola presencia es clara prueba de que nuestra contienda magna no
fue entre venezolanos y españoles sino entre patriotas y realistas. Dos escuadrones de caballería a las órdenes
de Manuel Cedeño y los hermanos Juan y Francisco Padrón y 220 infantes
comandados por el Teniente Coronel José María Ortega y por el Capitán Antonio
Ricaurte, quien el mes siguiente entraría en la inmortalidad precedido por el
estruendo de mil cañones.
Cuando el Cabildo de Caracas acuerde rendirle honores a
Ribas dirá:
“La sangre de los ilustres caraqueños derramada en La
Victoria y la protección visible de María Santísima de la Concepción fueron los
que salvaron la Patria en aquel memorable día; (…) espero de la Municipalidad
marque este día para bendecir a la madre de Dios con el título de la
Concepción, jurándole una fiesta solemne anual en la Santa Iglesia
Metropolitana, a que deben asistir todas las corporaciones y exhortando a las
demás ciudades y Villas para que en gratitud ejecuten lo mismo”.
La voluntad del héroe ha sido respetada desde entonces.
Apenas a 18 días de la batalla se celebra el primer Te Deum en la Catedral de
Caracas. Asisten todos los miembros del gobierno presentes en la capital. El
secretario del Cabildo asienta un acta que dice: “Certifico que los ciudadanos
Municipales reunidos en la Sala Capitular a Cabildo Ordinario, asistieron en
compañía del Ciudadano Gobernador Político del Estado, Presidente Nato de este
cuerpo, a la fiesta botiva y solemne función de Te Deum que se celebró este día
en la Santa Yglesia Catedral en acción de gracias por el triunfo de las armas
de la rrepública en el pueblo de La Victoria contra nuestros enemigos…”
En un Cabildo extraordinario celebrado en Caracas el 22 de
marzo, los municipes, corregidores y personas notables entre quienes, los
rectores, en premio por los triunfos obtenidos por Ribas en la Sabana de
Ocumare, decidieron ceñirle un sable y
una banda tricolor a semejanza del pabellón nacional con un escudo de la Inmaculada Concepción
para que bajo su protección sostuviese la religión católica y la república.
La Virgen fue traída a la ciudad en el Siglo XVIII por una
Cofradía que el 8 de diciembre de 1736 fundaron Don Francisco José Rodríguez de
Freitas, Don Basilio de Thovar y Don Gonzalo Quintana, en cumplimiento de una
dotación que para ello mandó a erigir Doña Paula Loreto de Silva, la hija de
Francisco de Loreto.
A finales del siglo pasado fue prestada a la Parroquia de La
Candelaria, erigida por los canarios en la Otra Banda del río Calanche a
finales del siglo XVIII y desde entonces es venerada en esa iglesia.
Muchos intentos se hicieron para regresar la sagrada imagen
a su parroquia pero todos resultaron inútiles; desde entonces recibe la
veneración del pueblo de La Otra Banda y
es “prestada” a la Iglesia Matriz
para las solemnidades del 12 de febrero.
Esto ha hecho creer a muchos que fuera
la Iglesia de La Candelaria el escenario del ruego de Ribas, lo cual es
inexacto.
En 1954 con motivo del centenario del dogma de la Inmaculada
Concepción de la Virgen, el Arzobispo Coadjutor de Caracas, Monseñor Rafael
Arias Blanco dicta a su Secretario Feliciano González Ascanio una Carta
Pastoral en cuyo texto anota: “Tráigase
de La Victoria, a LA VIRGEN VENCEDORA…”
Es este recordado pastor quien le da su nombre guerrero.
En 1984 el Director de la Academia Militar de Venezuela,
General Carlos Julio Peñaloza Zambrano solicita permiso a Su Eminencia el
Cardenal José Alí Lebrún Moratinos Arzobispo de Caracas, para designar a
nuestra virgen Patrona de la Academia Militar de Venezuela. El 14 de febrero de
1986 en solemne ceremonia celebrada en el Patio de Honor de nuestra Alma Mater
Militar La Virgen Vencedora fue entronizada como madre de los futuros
oficiales, quienes pusieron vidas y espadas
bajo su protección como lo estuvieron ayer las de quienes defendieron La
Victoria.
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