Recordando al poeta de la Llanura......

Se crea este Blog, con el trabajo conjunto de los hijos y familiares del Poeta de Camaguán, quien dedicó su vida, aún fuera de su terruño, al estudio e investigación de su historia, tierra y costumbres, en una constante lucha para mantener vivas sus raíces y tradiciones. Germán Fleitas Beroes, plasmó en sus libros y escritos, su voluntad y esperanza de que su obra no quedara en el olvido, pues había mucho de Venezuela en ella. Amó su país y amó el rincón de suelo en el que nació y se esforzó en sembrar la identidad nacional a través de su pluma. Por eso, hoy sus hijos y familiares, juntamos nuestros recuerdos para crear esta página en honor a un venezolano auténtico.

Damos disculpas a nuestros lectores pues nuevamente está presentando fallas el reproductor LISTENGO, lo cual impide escuchar los audios subidos en dicho programa. Trataremos de solventar a la brevedad dicho inconveniente.

viernes, 14 de febrero de 2014

HOMENAJE A LOS 200 AÑOS DE LA BATALLA DE LA VICTORIA LA VIRGEN VENCEDORA



La Virgen Vencedora
Miércoles, 12 febrero 2014
Por Editor Redacción - El Clarín

Fuente Germán Fleitas Nuñez | El General Ribas pertenecía a un hogar profundamente cristiano. Dos de sus hermanos eran sacerdotes y dos de sus hermanas, monjas. Él mismo a los diez años de edad había solicitado ingreso a la Orden Tercera de San Francisco. Los rigores de la guerra no habían mellado su fe.




Ya en una oportunidad durante la Campaña Admirable, luego de la batalla de “Los Horcones”, se dirigió a Barquisimeto a colocar su espada a los pies de Nuestra Señora de La Paz, en Acción de Gracias por el triunfo obtenido. Según la tradición, durante la Batalla de La Victoria, a las cuatro de la tarde, presintiendo la derrota, entró en la Iglesia, se postró frente a la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción y le rogó que salvara la tropa. La oración del valiente guerrero fue interrumpida por el grito de un soldado quien desde el techo del templo le anunciaba que por el camino de San Mateo venia una polvareda. Era el refuerzo que llegaba al mando de Vicente Campoelías, español patriota, cuya sola presencia es clara prueba de que nuestra contienda magna no fue entre venezolanos y españoles sino entre patriotas y realistas.  Dos escuadrones de caballería a las órdenes de Manuel Cedeño y los hermanos Juan y Francisco Padrón y 220 infantes comandados por el Teniente Coronel José María Ortega y por el Capitán Antonio Ricaurte, quien el mes siguiente entraría en la inmortalidad precedido por el estruendo de mil cañones.

Cuando el Cabildo de Caracas acuerde rendirle honores a Ribas dirá:

“La sangre de los ilustres caraqueños derramada en La Victoria y la protección visible de María Santísima de la Concepción fueron los que salvaron la Patria en aquel memorable día; (…) espero de la Municipalidad marque este día para bendecir a la madre de Dios con el título de la Concepción, jurándole una fiesta solemne anual en la Santa Iglesia Metropolitana, a que deben asistir todas las corporaciones y exhortando a las demás ciudades y Villas para que en gratitud ejecuten lo mismo”.

La voluntad del héroe ha sido respetada desde entonces. Apenas a 18 días de la batalla se celebra el primer Te Deum en la Catedral de Caracas. Asisten todos los miembros del gobierno presentes en la capital. El secretario del Cabildo asienta un acta que dice: “Certifico que los ciudadanos Municipales reunidos en la Sala Capitular a Cabildo Ordinario, asistieron en compañía del Ciudadano Gobernador Político del Estado, Presidente Nato de este cuerpo, a la fiesta botiva y solemne función de Te Deum que se celebró este día en la Santa Yglesia Catedral en acción de gracias por el triunfo de las armas de la rrepública en el pueblo de La Victoria contra nuestros enemigos…”

En un Cabildo extraordinario celebrado en Caracas el 22 de marzo, los municipes, corregidores y personas notables entre quienes, los rectores, en premio por los triunfos obtenidos por Ribas en la Sabana de Ocumare,  decidieron ceñirle un sable y una banda tricolor a semejanza del pabellón nacional  con un escudo de la Inmaculada Concepción para que bajo su protección sostuviese la religión católica y la república.

La Virgen fue traída a la ciudad en el Siglo XVIII por una Cofradía que el 8 de diciembre de 1736 fundaron Don Francisco José Rodríguez de Freitas, Don Basilio de Thovar y Don Gonzalo Quintana, en cumplimiento de una dotación que para ello mandó a erigir Doña Paula Loreto de Silva, la hija de Francisco de Loreto.

A finales del siglo pasado fue prestada a la Parroquia de La Candelaria, erigida por los canarios en la Otra Banda del río Calanche a finales del siglo XVIII y desde entonces es venerada en esa iglesia.

Muchos intentos se hicieron para regresar la sagrada imagen a su parroquia pero todos resultaron inútiles; desde entonces recibe la veneración del pueblo de La Otra Banda y  es “prestada”  a la Iglesia Matriz para las solemnidades del 12 de febrero.  Esto ha hecho creer a muchos que fuera  la Iglesia de La Candelaria el escenario del ruego de Ribas, lo cual es inexacto.

En 1954 con motivo del centenario del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen, el Arzobispo Coadjutor de Caracas, Monseñor Rafael Arias Blanco dicta a su Secretario Feliciano González Ascanio una Carta Pastoral en  cuyo texto anota: “Tráigase de La Victoria, a  LA VIRGEN VENCEDORA…” Es este recordado pastor quien le da su nombre guerrero.

En 1984 el Director de la Academia Militar de Venezuela, General Carlos Julio Peñaloza Zambrano solicita permiso a Su Eminencia el Cardenal José Alí Lebrún Moratinos Arzobispo de Caracas, para designar a nuestra virgen Patrona de la Academia Militar de Venezuela. El 14 de febrero de 1986 en solemne ceremonia celebrada en el Patio de Honor de nuestra Alma Mater Militar La Virgen Vencedora fue entronizada como madre de los futuros oficiales,  quienes pusieron vidas y espadas bajo su protección como lo estuvieron ayer las de quienes defendieron La Victoria.
Anexos
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Miércoles, 12 febrero 2014
Por Editor Redacción - El Clarín

Fuente Germán Fleitas Nuñez | El General Ribas pertenecía a un hogar profundamente cristiano. Dos de sus hermanos eran sacerdotes y dos de sus hermanas, monjas. Él mismo a los diez años de edad había solicitado ingreso a la Orden Tercera de San Francisco. Los rigores de la guerra no habían mellado su fe.




Ya en una oportunidad durante la Campaña Admirable, luego de la batalla de “Los Horcones”, se dirigió a Barquisimeto a colocar su espada a los pies de Nuestra Señora de La Paz, en Acción de Gracias por el triunfo obtenido. Según la tradición, durante la Batalla de La Victoria, a las cuatro de la tarde, presintiendo la derrota, entró en la Iglesia, se postró frente a la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción y le rogó que salvara la tropa. La oración del valiente guerrero fue interrumpida por el grito de un soldado quien desde el techo del templo le anunciaba que por el camino de San Mateo venia una polvareda. Era el refuerzo que llegaba al mando de Vicente Campoelías, español patriota, cuya sola presencia es clara prueba de que nuestra contienda magna no fue entre venezolanos y españoles sino entre patriotas y realistas.  Dos escuadrones de caballería a las órdenes de Manuel Cedeño y los hermanos Juan y Francisco Padrón y 220 infantes comandados por el Teniente Coronel José María Ortega y por el Capitán Antonio Ricaurte, quien el mes siguiente entraría en la inmortalidad precedido por el estruendo de mil cañones.

Cuando el Cabildo de Caracas acuerde rendirle honores a Ribas dirá:

“La sangre de los ilustres caraqueños derramada en La Victoria y la protección visible de María Santísima de la Concepción fueron los que salvaron la Patria en aquel memorable día; (…) espero de la Municipalidad marque este día para bendecir a la madre de Dios con el título de la Concepción, jurándole una fiesta solemne anual en la Santa Iglesia Metropolitana, a que deben asistir todas las corporaciones y exhortando a las demás ciudades y Villas para que en gratitud ejecuten lo mismo”.

La voluntad del héroe ha sido respetada desde entonces. Apenas a 18 días de la batalla se celebra el primer Te Deum en la Catedral de Caracas. Asisten todos los miembros del gobierno presentes en la capital. El secretario del Cabildo asienta un acta que dice: “Certifico que los ciudadanos Municipales reunidos en la Sala Capitular a Cabildo Ordinario, asistieron en compañía del Ciudadano Gobernador Político del Estado, Presidente Nato de este cuerpo, a la fiesta botiva y solemne función de Te Deum que se celebró este día en la Santa Yglesia Catedral en acción de gracias por el triunfo de las armas de la rrepública en el pueblo de La Victoria contra nuestros enemigos…”

En un Cabildo extraordinario celebrado en Caracas el 22 de marzo, los municipes, corregidores y personas notables entre quienes, los rectores, en premio por los triunfos obtenidos por Ribas en la Sabana de Ocumare,  decidieron ceñirle un sable y una banda tricolor a semejanza del pabellón nacional  con un escudo de la Inmaculada Concepción para que bajo su protección sostuviese la religión católica y la república.

La Virgen fue traída a la ciudad en el Siglo XVIII por una Cofradía que el 8 de diciembre de 1736 fundaron Don Francisco José Rodríguez de Freitas, Don Basilio de Thovar y Don Gonzalo Quintana, en cumplimiento de una dotación que para ello mandó a erigir Doña Paula Loreto de Silva, la hija de Francisco de Loreto.

A finales del siglo pasado fue prestada a la Parroquia de La Candelaria, erigida por los canarios en la Otra Banda del río Calanche a finales del siglo XVIII y desde entonces es venerada en esa iglesia.

Muchos intentos se hicieron para regresar la sagrada imagen a su parroquia pero todos resultaron inútiles; desde entonces recibe la veneración del pueblo de La Otra Banda y  es “prestada”  a la Iglesia Matriz para las solemnidades del 12 de febrero.  Esto ha hecho creer a muchos que fuera  la Iglesia de La Candelaria el escenario del ruego de Ribas, lo cual es inexacto.

En 1954 con motivo del centenario del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen, el Arzobispo Coadjutor de Caracas, Monseñor Rafael Arias Blanco dicta a su Secretario Feliciano González Ascanio una Carta Pastoral en  cuyo texto anota: “Tráigase de La Victoria, a  LA VIRGEN VENCEDORA…” Es este recordado pastor quien le da su nombre guerrero.

En 1984 el Director de la Academia Militar de Venezuela, General Carlos Julio Peñaloza Zambrano solicita permiso a Su Eminencia el Cardenal José Alí Lebrún Moratinos Arzobispo de Caracas, para designar a nuestra virgen Patrona de la Academia Militar de Venezuela. El 14 de febrero de 1986 en solemne ceremonia celebrada en el Patio de Honor de nuestra Alma Mater Militar La Virgen Vencedora fue entronizada como madre de los futuros oficiales,  quienes pusieron vidas y espadas bajo su protección como lo estuvieron ayer las de quienes defendieron La Victoria.

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