Especial Bicentenario
La ciudad de las cuatro batallas. Parte II
Miércoles, 12 febrero 2014
Por Editor Redacción - El Clarín
Recogiendo Las Banderas
El 4 de agosto de 1813 escoltado por numerosa tropa, hizo su
entrada triunfal a La Victoria, cuna de su padre, tierra de sus abuelos y de
sus bisabuelos, el joven oficial Simón Bolívar.
Once días antes había cumplido los treinta años y ya traía sobre sus
hombros las charreteras de General y el título con el cual lo conocerían por
los siglos de los siglos: el de Libertador. Llegó a la casa que Don Juan de la
Madriz tenía en la Calle Real, dos cuadras al norte de la Plaza Mayor. Tres
meses le bastaron para venir de la Nueva Granada con un puñado de hombres a
restaurar la República.
Con él, su tío José Félix Ribas, Antonio Ricaurte, Jose
María Ricaurte, Luciano D’elhuyar, José María Ortega, Francisco de Paula Vélez,
Jose María, Manuel y Antonio París, Atanasio Girardot, Fermín Ribón, Pedro
Alcántara, Rafael Urdaneta, Jose Lugo, Juan Jose Pulido y Pedro Briceño Méndez.
Por donde pasan, sus hazañas marcan los sitios que luego
serán altares de la Patria: “Niquitao”, “Los Horcones”, “Taguanes” y mil más.
Ahora están nuevamente en el Valle de Aragua. A las dos de
la tarde, una comisión enviada por el gobernador español Fierro, presenta la
capitulación. Les ofrece estudiar el asunto y responderles ese mismo día. Así
lo hace; en la tarde se acerca a la casa que hospeda a los comisionados; una
vieja casona propiedad de Don Francisco Sosa, en la cual vivirá y morirá muchos
años después, el General Santiago Mariño, Libertador de Oriente. Lo reciben Don
Francisco Iturbe, el Presbítero Marcos Ribas hermano de José Félix, Felipe
Fermín Paúl, Don José Vicente Galguera y el sinuoso Marqués de Casa León.
Negocia la capitulación en términos honrosos para el gobierno derrotado y
garantiza que los reconquistadores no harán con ellos lo mismo que hiciera el
año anterior con los patriotas el perverso Monteverde. Generosidad inútil;
cuando llegue a Caracas, Fierro y su gente habrán huido. Militarmente, la
Campaña Admirable termina con la batalla de “Los Taguanes”; pero es con la
rendición del gobierno en La Victoria donde termina políticamente. Bolívar
recogió en tierra victoriana las banderas que habían caído el año anterior con
la capitulación de Miranda.
Desde nuestra ciudad suscribe varios documentos de
importancia: dos oficios, uno dirigido al Coronel Atanasio Girardot y
otro al Gobernador realista de Caracas. Durmió esa noche en la casa de don Juan
de la Madriz y al siguiente día 5 de agosto dirigió y firmó cuatro oficios,
dirigidos a J. M. Paz del Castillo, al gobernador de Caracas Francisco Antonio
Paúl, al doctor Cristóbal de Mendoza y al Presidente del Supremo Poder
Ejecutivo de la Unión en Bogotá, comunicándole el fin de la Campaña Admirable
en La Victoria.
Todos los oficios que firmó eran importantes, pero es de
mencionar el que va dirigido al doctor Cristóbal Mendoza a quien el 27 de
julio, sin haber tomado aun la capital,
desde Araure, ha nombrado Gobernador del Estado de Caracas. En ese
oficio le dice: “La empresa (…) ha sido coronada del modo más feliz por las
capitulaciones que ayer he concluido (…) en virtud de ellas se me entrega la
capital (…) sin que me vea obligado a verter la sangre de nuestros hermanos. De
este modo ha sido terminada la campaña y la libertad se ha restituido a
Venezuela. Usted debe volar a concurrir
por su parte a la reorganización del Estado. Cuartel General de La Victoria,
agosto 5 de 1813. En el oficio al Presidente del Congreso de la Unión le dice:
“Por fin tengo la satisfacción de participar a V.E. la terminación de la
campaña (…) Tiene V.E. cumplida mi oferta de libertar a mi país…” Cuartel
General de La Victoria 5 de agosto de 1813.
Defendiendo las banderas
Enarbolando las banderas recogidas en La Victoria, entra
Bolívar en su Caracas natal, el siete de
agosto. En su condición de Capitán General de los Ejércitos y Libertador de
Venezuela ejerce el mando supremo. La Segunda República busca asideros legales
en el “Plan de Gobierno Provisorio para Venezuela” que a su solicitud ha
redactado y firmado en su Hacienda “La Concepción” de La Victoria, el ilustre
prócer Francisco Javier Ustáriz. El Libertador y Ribas son elevados al rango de
Mariscales de Campo y éste es el nuevo Gobernador Militar de Caracas y
Comandante de la Provincia de Caracas. El país sigue en pie de guerra; la
resistencia realista es feroz. Al comenzar el año catorce, “el año terrible”,
Venezuela está bañada en sangre. La antipatria está representada por los más
sanguinarios asesinos: Ceballos, Yánez, Morales, Moxo, Zuazola, Antoñanzas,
Rosete, Boves.
Se generaliza la guerra y surge por encima de las de sus
compañeros la figura de José Tomás Boves de la Iglesia, asturiano que acaudilla
a las grandes masas llaneras llegando a reunir veinte mil hombres y más, con
los cuales azota la república.
A comienzos de febrero en el sitio de La Puerta destroza a
Vicente Campoelías y prepara su avance hacia el centro. Bolívar, quien sitiaba
a Puerto Cabello, envía al Teniente Coronel Mariano Montilla a Caracas en busca
del auxilio de Ribas y en Proclama fechada en Valencia el 5 de febrero dice a
los habitantes de la Provincia: “Corred a presentaros en La Victoria…” Solicita
igualmente el auxilio de Urdaneta quien envía sus “Dragones” al mando de Luis
María Ribas Dávila. Por su parte Ribas desde Caracas se desplaza hacia La
Victoria y la toma el jueves 10 de febrero. Ha logrado reunir un ejército de
estudiantes, seminaristas y soldados al cual se suman los jóvenes victorianos.
Es tal la ferocidad de la guerra que con una sola orden de Bolívar, mueren más
hombres que en la batalla que se aproxima. Dos días antes desde Valencia le ha
escrito a su pariente José Leandro Palacios, Comandante de La Guaira: “… ordeno
a U.S. que inmediatamente se pasen por las armas todos los españoles presos en
esas bóvedas y en el hospital, sin excepción alguna”. Ante la mediación del
Obispo le dice: “Uno menos que exista de esos monstruos es uno menos que ha
inmolado e inmolaría centenares de víctimas. (…) pequeños sacrificios ahora evitarán mayores
en lo sucesivo”.
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