¡Abuela! Tu me contabas
Que en el llano salian muertos
Y me fui poniendo viejo
Pero nunca pude verlos.
Cuando todo es silencio
Creo escuchar tu voz;
Me parece que miro los naranjos en flor,
Los hombres en los tramos del corral,
Las cobijas, las sillas de montar,
Los luceros dormidos en las ondas del rio;
Y tu, abuela,
De pie,con hondo amor al lado mio
Contandome consejas,
cantando coplas viejas;
tu sombra en el cañizo de perfil,
y yo cogiendo el sueño
al run-run de la hamaca
bajo la luz opaca del candil.
Medio siglo después
¡vaya fortuna!
Vi posarse dos hombres en la luna
Desde la capital de Venezuela;
Solo me falta ver,
Aunque tenga por fuerza que reir,
aquellos muertos largos de mi abuela
Que llegaban de noche con sus sacos terciados
Para meter en ellos a los niños malcriados
Que escuchaban las horas sin quererse dormir.
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