NOCHE.
Malicia de veinte rumbos
Malicia de veinte rumbos
tiene otra vez el caney;
el cuatro estuvo sonando
desde que dieron las seis.
La noche impuso la calma.
Un rumor como de seda
levantan las hojas secas...
de vez en cuando la palma,
con los besos de la brisa
pulsa su bordón de pencas.....
Un grillo va taladrando
el corazón del silencio,
y a medida que va entrando
la luna en la corraleja
mas monótonas se escuchan
las gotas del tinajero.
Las dos de la madrugada:
Con las saetas del canto
un gallo clava las horas
en los brazos de un samán,
lanza un rebuzno el borrico,
ladra el perro, muge el toro,
y se oye el largo y sonoro
grito del alcaraván.
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