En los palmares guariqueños escuché cuando joven una melodía muy bella que
se acompaña, entre verso y verso, con el punteo del cuatro y con el silbo largo y triste.
Es una especie de serventesio-estrofa endecasílaba- donde el primer verso rima con el tercero
y el segundo con el cuarto.
Me le dices a Rosa, comadre Flor,
(punteo y silbo)
que mañana temprano se deje ver
(punteo y silbo)
que ya tengo el nidito de nuestro amor
(punteo y silbo)
una casa de palma con su jaguey.
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