AÑO DE CENTENARIOS… GERMÁN FLEITAS BEROES: Camaguán – Estado Guárico, 13.03.1916 —Caracas, 10.10.1994: FELIPE HERNÁNDEZ G
Fue hace cien años, un 13 de marzo de 1916, cuando nació en la tierra de los esteros, Camaguán, el compositor y poeta guariqueño Germán Fleitas Beroes, quien por su creatividad, ingenio artístico y fervor por su pueblo, es conocido como el Poeta de Camaguán. En su Centenario, apoyándonos en diversos escritos y en lo expuesto en el blog familiar: Recordando al poeta…, presentamos en su honor la reseña siguiente:
El escritor, profesor e intelectual vallepascuense Pedro Díaz Seijas, en su libro “La viva presencia del Guárico” (1989), obra publicada por la Contraloría General de la República, esboza una semblanza del Poeta Fleitas Beroes, en la que señala:
“Desde niño tuvo ante su vista el paisaje imponente del llano. …Confiesa que en su pueblo todos eran pastores que andaban desde el amanecer con la copla en los labios. Fleitas Beroes nació, por obra y gracia de la naturaleza, trovador… en vez de vanagloriarse como muchos con el ostentoso calificativo de poeta, prefirió con modestia quedarse en el estadio de coplero. Compuso versos desde muy niño, porque como él explicaba: En Camaguán “Los niños no veíamos otra cosa que el hombre a caballo, con su sombrero alón, su cobija de pelo y su soga, el ordeñador y la vacada, la trashumancia, la estampida y la doma. Habitado casi en su totalidad por familias descendientes de andaluces y canarios, era ambiente propicio para el verso octosílabo, que escuchábamos desde la alta madrugada hasta bien entrada la noche; en el canto a la vaca de patio, en las tonadas de arreo, en los velorios de cruz, en el joropo y el pasaje”.
Así se desarrolló la vocación de cantor del llano en Germán Fleitas Beroes. Un día sus cantos salieron a todos los rumbos de Venezuela, unidos a los acordes del arpa. Su nombre se asoció al de Juan Vicente Torrealba. Sus pasajes de genuino sabor llanero, de impecable ritmo y ancestro guariqueño, empezaron a recorrer todos los rincones de la patria. El nombre de Fleitas Beroes voló en alas de la fama. ¿Quién no se deleitó en aquellos días románticos de los años cincuenta con los versos y las melodías que impusieron, a lo largo y ancho del país, Los Torrealberos? Allí estaba el mensaje que no muere de Germán Fleitas Beroes. Sus versos de coplero echados al viento, necesitaban música. Ellos, como el cantar de las palmas, como el rumor de los morichales, como el melancólico grito de la guacaba, como el suave piar de las garzas, pertenecen al alma de la llanura. Allí están, impertérritos. Son como monumentos hechos de palabra.
Fue Fleitas Beroes un llanero muy reconocido y apreciado por poetas y copleros de su generación, como Alberto Arvelo Torrealba, Julio César Sánchez Olivo, José Natalio Estrada, José León Tapia, y artistas como Simón Díaz, Ángel Custodio Loyola, Mariano Hurtado Rondón, José “Catire” Carpio, Mario Suárez, Rafael Montaño, Juan Vicente Torrealba y los Torrealberos, María Teresa Chacín, Magdalena Sánchez y Pancho Prim, entre otras reconocidas voces de la canta típica;en general, cantantes y copleros muy importantes en la difusión de ese folclore que para ese entonces se quedaba concentrado en los pueblos llaneros y no llegaba a la capital...
Fue un constante defensor del folclore y la cultura llanera y ayudó a llevarla a Caracas, donde se residenció hasta su muerte el 10 de octubre de 1994, dejando el corazón en Camaguán su pueblo natal. Parte de su obra está recogida en los libros de su autoría: “Tolvaneras” (1955), “Páseme acá la guitarra”, “Estrellas y Candiles” (1986), “Cien coplas” (1979), “El romancero del llano”, y “Arpa que me rinde el sueño” (1986). Fleitas Beroes nunca se propuso ser historiador, pero escribía historia. Informa el cronista de San Jerónimo de Guayaba, don José Solórzano, que “…tenía en preparación un trabajo titulado “El llano, sus costumbres y sus monstruos sagrados”; y una investigación histórica (…) “Los Bravos de Apure eran de Guárico” (…) Están entre sus escritos… datos biográficos sobre Antonio Martínez, soldado realista que en Carabobo salvó la vida del general Páez (este con ataque de epilepsia)… y llevarlo ante los suyos”… En sus libros y escritos, plasmó su voluntad y esperanza de que su obra no quedara en el olvido, pues había mucho de Venezuela en ella. Amó su país y amó el rincón de suelo en el que nació y se esforzó en sembrar la identidad nacional a través de su pluma.
Aunque muchas de sus investigaciones, composiciones y poemas quedaron sin publicación, su huella está marcada indeleblemente en la cultura llanera venezolana, como un sello, sus coplas siguen vivas, realengas retozan por la llanura, sonando en los versos de los cantantes y poetas campesinos, que en el fragor de los bailes y parrandas, altaneros como tolvaneras las lanzan al viento, para que con la brisa peinen la sabana y las palmeras aplaudan con devoción. Veamos algunas:
Coplero del llano adentro / las gracias te vengo a dar / por aquellos versos tuyos / que nunca podré olvidar / donde me dices que soy / tolvanera en el palmar, / gaviota en el horizonte, / nubarrón en altamar, / cocuyo en la noche oscura / y espiga en el medanal.
Gran amigo del “cuatrista” Juan Briceño Zapata, el hombre que según el “Seis por derecho” de Pedro Emilio Sánchez, “Briceño tocaba el cuatro con una muñeca rara”. Juan y él, arpa y libreta en mano, compusieron obras que hoy son monumentos de la música llanera, entre ellas: “Canoero del Guanare”, “Resentimiento”, “Una casita bella para ti”, “Juan Solito”, “Ojazos negros” y el célebre “Caminito Verde”, cuya letra dice: “Lloraré cuando recuerde / que te vi reverdecer. / Adiós caminito verde / me voy para no volver”.
Al Guárico, tierra de poetas y de músicos, le dedicó… una copla que recoge todo el sentir de la guariqueñidad, dice: Guárico, mi sal, mi luz, / ancestro de mis mayores, / has dado más ruiseñores / que todo el campo andaluz.
Entre tantas, algunas otras coplas o coplillas de Fleitas Beroes son:
– En materia de amistad / conozco a mis dos amigos: / El Corazón de Jesús / y un billete en el bolsillo.
– Hay dos cosas en mi tierra / que Dios puso de punteros: / el trueno del mes de marzo / y el patico crecientero.
– Cuídate del pica pleitos / y de la mujer callada / porque tienen más ponzoña / que una baraja marcada.
– Noche de extraños perfiles, / las estrellas titilando, / y un mundo de alas rodando, / las luces de los candiles.
– Nunca he podido encontrar / alguien que me dé razón. / ¿Por qué caben tantas penas / en un mismo corazón?
– La copa del josefino / parece una llamarada / parece una puñalada / que le dieron al camino.
Finalmente, en estas notas recordatorias del Centenario de Germán Fleitas Beroes, vale señalar, que su hijo, el historiador, poeta y cronista de la ciudad de La Victoria, Dr. Germán Fleitas Núñez, ha sido una de las personas que más se ha interesado en mantener viva la memoria del Poeta de Camaguán. El 4 de abril del año 2003 visitó Valle de la Pascua, donde participó como invitado especial en el VII Encuentro de Historiadores y Cronistas Guariqueños; en el acto, después de dar su conferencia hizo un homenaje a su padre, declamando magistralmente el poema titulado “Toros Coleados”, del cual hay una parte que dice:
El toro se para al fin / y el tierrero que levanta, / se introduce en la garganta / rumbosa del cornetín. / Arpa, maraca y violín / alegran otros templetes, / suenen pitos y cohetes, / huele a caña el vocerío / y la calle es como un río / de cintas y ramilletes.
Eso fue en el auditórium “Doña Mercedes M. de Zamora” de la Casa de la Cultura “Lorenzo Rubín Zamora”. Tanta fue la emoción que despertó, que el público de pie le aclamaba con vítores y aplausos… De Germán Fleitas Núñez es el célebre verso: Cien corazones tenía, / noventa y nueve te di, / el otro lo cargo aquí, / para dártelo algún día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario