El Poeta Fleitas Beroes, fue un estudioso incansable de la cultura llanera. Desde niño, gustaba de escuchar las historias de los viejos de pueblo, las cuales se fueron grabando en su memoria y despertaron el ansia de la búsqueda histórica del llano venezolano.
No estuvo solo en esa pasión, muchos compatriotas y familiares lo acompañaron en su búsqueda. Por eso, podemos ofrecerles hoy, unos maravillosos manuscritos amarillos por el tiempo, donde uno de sus compañeros de recuerdos, le narró historias del llano antiguo, escuchadas cuando era niño, de labios de una anciana de 93 años. La intención de colocarlas en este Blog en honor al poeta Fleitas Beroes, es difundir sus investigaciones, de altísimo valor en la conservación de la cultura llanera.
No estuvo solo en esa pasión, muchos compatriotas y familiares lo acompañaron en su búsqueda. Por eso, podemos ofrecerles hoy, unos maravillosos manuscritos amarillos por el tiempo, donde uno de sus compañeros de recuerdos, le narró historias del llano antiguo, escuchadas cuando era niño, de labios de una anciana de 93 años. La intención de colocarlas en este Blog en honor al poeta Fleitas Beroes, es difundir sus investigaciones, de altísimo valor en la conservación de la cultura llanera.
Los manuscritos que iremos publicando poco a poco, fueron dedicados al Poeta Fleitas Beroes por su amigo Don Julio García Díaz, conocido en aquellos tiempos como "Ño Aguedo" del Semanario Fantoches. He aquí la primera historia, que hemos titulado: El Guitarrero de Quirpa.
Cuenta Ño Aguedo:
"Cuando yo contaba 10 años de edad, conocí en la Unión de Barinas a "Ña Clara Blanco", viejecita de 93 años de edad; nació, creció y vivió la mayor parte de su vida en el Barrio "La Lagunita" de Camaguán; allí casó con Juan Rafael Zárate, famoso cuatrista y tocador de cuatro del célebre arpista José Antonio Quirpa.
Aquella trágica noche que cayó a traición, abatido a machetazos, el sin par mago del arpa, Juan Rafael Zárate, herido de un terrible machetazo en una pierna, fue recogido por unas piadosas vecinas y después de varios días, ya convaleciente, envolvió su cuatro en un gran pañuelo de madrás y se fué a su casa en Camaguán.
Nunca mas volvió a pulsar ese cuatro en los bailes públicos ni a acompañar otro arpista; únicamente lo pulsaba en sus horas de recuerdos (no se entiende bien esta palabra) añorando con lágrimas en los ojos los días felices que acompañaba al gran arpista en su creación de 14 arpegios y que solo José Cupertino Ríos Viña alcanzó a ejecutar 12 arpegios; nunca otro arpista llegó mas alto en la ejecución de un "Quirpa".
Yo conocí la casa de Juan Rafael Zárate, vivía en ella Antonio Zárate, su hijo mayor, una larga y ancha casa techada con hojas de palma, las paredes eran trozos de palmas montadas unas sobre otras, dejando un espacio como de 30 cm; el sol y el aire entraban libremente en aquellas estancias, como en toda vivienda de los campesinos llaneros; Antonio tocaba el cuatro y cantaba como su padre; también Félix, el hijo menor; éste se fué a vivir a La Unión de Barinas y se llevó consigo a su madre, ya viejecita. Félix, ademas de ser un buen cuatrista y versificador "relancino" , ejercía la profesión de matarife.
Un día en una parranda que celebraban en un vecindario cercano a La Unión, se presentó montado en un macho negro, tocado con un sombrero de pelo e´guama muy fino, pañuelo blanco de seda ajustado al cuello de la camisa blanca de crea fina, con un aro de oro, pantalón de casimir gris y calzando botas altas de montar, Don Ramón Torrealba Wilches, riquisimo ganadero y para mi concepto, el último centauro que quedaba en los llanos del Guárico, abuelo de Juan Vicente Torrealba. estoy seguro que si Don Ramón hubiese existido en los días que Juan Vicente empezó a tocar arpa, hubiera exclamado con su voz de trueno: "-Buena vaina nos echó el muchacho, se metió a arpero en Caracas!".
Cuando Félix vió a Ramón en su macho negro, le cantó así:
Señor Don Ramón Torrealba
que bien le queda el sombrero
y en ese macho negro
parece Negro Primero
Don Ramón sacó un bolsillo tejido de hilo de seda rojo, rodó hacia un lado uno de los aros de oro que lo cerraban y sacó una libra esterlina que dejó caer dentro del cuatro del hijo de Juan Rafael Zárate.
El intercambio comercial de los llanos se hacía por los ríos Orinoco, Apure, Portuguesa y Guanare con Inglaterra por la vía de Trinidad, abundaba profusamente esa moneda de oro inglesa con San Jorge luchando con el Dragón y la Reina Victoria radiante de hermosura; con ella pagó la alabanza el rico llanero al cantor popular".
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